Ferrari experimentó un problema técnico significativo durante la vuelta de formación del Gran Premio de Brasil, que condujo al incidente de Charles Leclerc. La causa no fue una falla hidráulica, como se pensaba inicialmente, sino un fallo electrónico, probablemente originado en un componente del sistema de cambio de marchas o del sistema de frenos “brake-by-wire”. Este problema electrónico tuvo un efecto dominó, haciendo que el sistema hidráulico entrara en modo de recuperación y dejando inoperantes el cambio de marchas, el sistema de frenos, el diferencial, la unidad de potencia y la dirección asistida.
El sensor que debía alertar a la unidad central sobre un mal funcionamiento no fue aislado por los sistemas de seguridad. Esto ocurrió durante la vuelta de formación a una velocidad más baja de lo normal en carreras, lo que provocó que los sistemas de “recuperación”, que deberían haber protegido la mecánica del monoplaza, no se activaran correctamente. Ferrari identificó esta oportunidad en los protocolos de seguridad y ajustó la electrónica para prevenir que este problema se repita.
Reflexionando sobre el incidente, el equipo confirmó que Leclerc experimentó una pérdida del suministro hidráulico durante la vuelta de formación, lo que resultó en la pérdida del control de la dirección y el cambio de marchas. Esta pérdida de presión hidráulica, esencial para la dirección asistida y el funcionamiento del cambio de marchas, dejó a Leclerc sin control crucial sobre su Ferrari SF-23. En consecuencia, se convirtió en un pasajero mientras su monoplaza se salía de la pista e impactaba contra las barreras, lo que resultó en su retiro de la carrera.
Ferrari, conocido por su resiliencia y mentalidad proactiva, ha tomado este incidente como una experiencia de aprendizaje. Ya han tomado medidas para asegurar que un episodio así no vuelva a ocurrir, enfocándose en terminar fuertemente la temporada 2023.
